DIEZ SUICIDIOS AL DÍA
Esta sociedad, que algunos creen perfecta, aún tiene muchos frentes
abiertos. Hay miles de muertes y de sufrimientos que apenas se
recuerdan. Uno de los grandes olvidados es el suicidio. Lleva más de
una década siendo la primera causa de muerte no natural de España,
muy por encima de los accidentes de tráfico. Se producen diez suicidios al día en España. Es decir, 3600 personas el último año
con datos. En todo el mundo 800.000 personas es el número fatídico
que indica que esto es un problema global al que los estados tienen
que responder.
No se puede aceptar
que mueran diez personas al día sin que se hagan planes más
ambiciosos y exhaustivos que abarquen a la mayor población posible,
evitando así muchos de los fallecimientos. Lleva años pidiéndose
desde muchos sectores un Plan Nacional de Prevención del Suicidio.
El mayor número de fallecidos (40%) se da entre la franja de 40 a
59 años. Independientemente de todo esto, se debe estudiar y reflexionar
el porqué de estas elevadas cifras.
Un dato relevante es
que desde 2008, cuando empezó la grave crisis que asoló España y
gran parte del mundo, el número de suicidios aumentó. Se calcula que un 34% de los suicidios durante la crisis fueron producidos por
los desahucios. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca dio unos
datos estremecedores: entre el año 2008 y el año 2015, 13.000 personas se suicidaron por lo que ellos llaman “terrorismo
financiero”. Se creó una gran conciencia en la sociedad por las
ejecuciones hipotecarias. Con el mejoramiento de la economía y con
ciertos cambios en las formas y políticas, los desahucios
descendieron y hoy en día la mayor parte de ellos son de alquiler.
Durante el 2012
todos los días se hablaba sobre los desahucios en los medios. Luego,
de repente, desapareció de la agenda, como si jamás hubieran
existido. Más allá de que sigan sucediendo y se debería seguir
hablando, nunca se ha hecho una reflexión profunda y verdadera de
quién es culpable y quién debería responder por tanto sufrimiento.
La causa profunda y arraigada de tantas muertes se debe estudiar y
evitar en futuras crisis económicas.
Quizá deberíamos
preguntarnos el porqué del olvido sistemático de algunos
sufrimientos en medios de gran calado en la sociedad. La realidad
social no es como aparece en la televisión. Los datos demuestran que
problemas estructurales como sociedad a los que debemos enfrentarnos
en los próximos años son sistemáticamente ignorados, evitando de
ese modo el conocimiento de ellos por una gran parte de la población
y no propiciando debates necesarios.
Un suicidio puede
darse por múltiples circunstancias personales. Saber cómo ayudar
específicamente a cada persona que sufra este problema se antoja
fundamental. Se deben promover acciones más específicas de
concienciación sobre este grave problema. En cuanto a las personas
que perdieron su vida por la debacle económica que se vivió y que
aún siguen viviendo muchas personas, el estado debe garantizar que
esa gente no se quedará atrás y ofrecerle posibilidades que
ilusionen. Si no se hace, estaremos fracasando como sociedad; una vez
más.
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